Director Tecnología Médica
Universidad San Sebastián sede De la Patagonia
Según el informe de vigilancia epidemiológica del cáncer, en el análisis de mortalidad entre la década comprendida entre 2009 a 2018 – se establece que el cáncer de mama es una de las principales causas de muerte de mujeres en el país. En 2021 la OMS señaló que los signos y síntomas de la patología incluyen nódulos o engrosamientos en el seno, alteración en el aspecto, forma o tamaño de un seno, enrojecimiento, entre otros.
En virtud de aquello podríamos preguntarnos: ¿cómo es la cultura de la prevención del cáncer de mama en las adolescentes y adultos jóvenes en Chile? Dado que las cifras son bajas en el grupo etario entre 25 a 35 años, el enfoque debe ser preventivo, ya que en la mayoría de los casos se entrega un resultado de posible malignidad al segmento sobre los 45 años, quienes acuden cuando ya presentan síntomas avanzados o por chequeos médicos de la edad, perdiéndose la etapa de prevención e ingresando a una fase de curación y tratamiento, dado que no tenían conocimiento de los cambios en su cuerpo.
¿Por qué no realizar una mamografía a los veinte años? Este examen se realiza mediante exposición a radiación ionizante que atraviesa la estructura mamaria. En este sentido, el tejido mamario entre los 20 y los 35 años es mayormente fibroglandular, de alta densidad, lo que impacta en la sensibilidad y resultados de los hallazgos, versus la ecografía. Por esta razón es que el aporte de esta técnica tiene mejores alcances en el grupo etario de los 40 años, dada la composición del tejido mamario en esa edad, el cual es principalmente grado con una intermedia baja densidad.
Lo cierto es que hoy, la inteligencia artificial abre nuevas posibilidades en las que para el tecnólogo médico, las técnicas de mamografía, ecografía y resonancia magnética puedan trabajar conjuntamente en beneficio de las personas. Todo esto bajo algoritmos establecidos que entregan información más rápida y confiable, validada por el equipo de imagenología para un abordaje correcto al estudio del cáncer de mama, permitiendo un flujo de atención oportuno.
Además, las redes sociales se convierten en un aliado clave para compartir información sobre todo al segmento más joven, orientando e incentivando el autoexamen, el conocimiento de nuestro cuerpo y la búsqueda de ayuda profesional de manera precisa y oportuna.
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