Desde el inicio de nuestras vidas, los seres humanos vamos formando lazos, siendo los más importantes los que se establecen en la etapa de la infancia. Desde el primer encuentro con sus padres al nacer, el compartir con el resto de la familia y la interacción con los abuelos, son vínculos que resultan cruciales para un desarrollo sano desde el apego.
Específicamente en los primeros dos años de vida, estos vínculos iniciales tendrán relevancia en los sentimientos de autoestima, seguridad y la capacidad de desarrollo que tendrán en el futuro, afirman los especialistas. Por esta razón, repasamos la importancia de generar vínculos seguros con tres de los protagonistas de la vida de los menores en esta etapa: madre, padre y abuelos.
“La lactancia materna protege la salud de la madre, a mayor tiempo de lactancia es menor la probabilidad de padecer cáncer de ovario y mama, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Además, la lactancia acelera la recuperación post parto, ayuda a que el útero regrese rápidamente a su tamaño normal, promueve la pérdida de peso -combinándola con una alimentación balanceada- y previene la depresión post parto”, plantea la consultora internacional en lactancia materna y especialista en crianza Lina Acosta, en el sitio Más Abrazos.
Apego paterno: un vínculo cercano es crucial
El rol del padre no se queda atrás, siendo la figura que acompaña a la madre en la autoridad, enseñanza y cuidado. Un padre cercano aporta a la sensación de seguridad y confianza del hijo, permitiendo un desarrollo físico y emocional fundamental. Los padres contribuyen al desarrollo motor del niño mediante juegos que suelen hacer con ellos, siendo un modelo de identificación masculina para los niños y un modelo de diferenciación para las niñas.
En este aspecto, es importante en estos primeros dos años identificar el llanto como una necesidad de afecto y preocuparse cuando esto ocurre, para que la calma que le pueda entregar el padre permita que el niño o la niña puedan confiar e incluir a su papá en su “círculo de seguridad”, donde se refugian los bebés cuando se sienten asustados, tristes o enojados y se forma posterior a los seis meses de vida.
Apego con los abuelos: los cómplices
“El hecho de que los abuelos sean menos estrictos con los nietos de lo que fueron con sus hijos, se debe a que, en esta nueva etapa, no tienen la presión ni la responsabilidad de la crianza, lo que los lleva a tener una actitud más relajada”, plantea la plataforma Más Abrazos de Huggies.
El rol de los abuelos es generar cercanía con los niños al consentirlos, educarlos y cuidar. Debido a su experiencia previa, logran crear una relación de mayor libertad con los nietos, pues tienen menos temores e inseguridades en la crianza y pueden disfrutar de la etapa con mayor tranquilidad.
“En los primeros años de vida, se crean recuerdos y vivencias que marcarán nuestra vida adulta, por eso es importante promover la creación de lazos de afectividad seguros y prósperos para los menores. El mejor regalo para una niña o niño es el cariño familiar, el formar un apego positivo que será clave en sus futuras relaciones sociales”, expresa María Cristina Ibáñez, gerente de marketing de Kimberly-Clark, empresa que tiene entre otras a la marca de cuidado infantil Huggies.
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