Encuesta completa aquí: https://www.movilh.cl/wp-content/uploads/2021/01/Encuesta_migracion_LGBTI_Movilh.pdf
La Primera Encuesta Nacional Aplicada a Migrantes Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersex y Queer (LGBTIQ+) arrojó alarmantes índices de discriminación y abusos contra este sector social en razón de su orientación sexual, identidad de género o nacionalidad, aún cuando los atropellos que viven en Chile son inferiores a los de su nación de origen, a un punto que la mayoría se siente satisfecho con habitar en nuestro país.
El pionero sondeo del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) fue dado a conocer hoy junto al director del Departamento Extranjería y Migración, Álvaro Bellolio, quien anunció que su entidad, a partir de los resultados del sondeo, capacitacitá a todos/as sus funcionarios/as en la realidad de migrantes LGBTIQ+.
Aplicado a 221 migrantes LGBTIQ+, el estudio arrojó que si bien la mayor razón para salir de su país y llegar a Chile fue de tipo económica, “la discriminación se encuentra entre los principales motivos, a un punto que el 40% de quienes sufrieron la homo/transfobia en su nación de origen intentó suicidarse”.
En efecto, el 39.4% dice que migró porque “en mi en país de origen se reprime o no se reconoce derechos a las personas LGBTIQ+”, mientras el 80.3% declara que sufrió algún tipo de abuso en razón de su orientación sexual o identidad de género, mientras que en Chile el 48,8% ha vivido situaciones similares. Por ello, para el 52% la discriminación es uno de los principales problemas que los afectan en nuestro país.
En el país de origen, y solo por ser LGBTIQ+, el 15.7% sufrió violencia física, el 89.8%, verbal; el 70.3% psicológica y, por tal razón, un alarmante 40% dice que pensó en el suicidio.
Si bien en Chile los atropellos por ser LGBTIQ+ siguen afectando a casi la mitad de los migrantes, la discriminación más recurrente es la xenofobia que ha dañado al 73,8%.
“Estamos, por tanto, en presencia de una discriminación interseccional en Chile, donde la vulnerabilidad que afecta a migrantes LGBTIQ+ es más grave y persistente que la de los pares LGBTI chilenos/as, todo lo cual amerita que se implemenenr políticas públicas focalizadas. Más aún al considerar que el 11% de la población LGBTIQ+ migrante dice vivir con VIH y el 41,7% declara haber consumido drogas en el último año”, resumió el encargado de derechos humanos del Movilh, Ramón Gómez.
A lo expuesto, se suma la precariedad económica: el 15% no está estudiando, ni trabajando, el 18% no tiene ninguna red de apoyo, el 15,9% trabaja sin contrato, el 11% es allegado y el 3,9% se encuentra en un situación migratoria irregular.
Pese a ello, la mayoría (83,5%) dice vivir mejor en Chile que en su país de origen y el 41.7% tiene planeado que lleguen más parientes
“Los resultados indicarían que aún cuando en aspectos claves, como la educación, salud y trabajo, la mayoría califica el acceso a estos derechos como “regular”, la casi totalidad se siente aún así “satisfecho/a” en comparación con las condiciones de vida de su propio país”, resumió el estudio”
A continuación se detallan cada uno de los resultados de la encuesta
Vida familiar y social
El 44,1% de los migrantes encuestados/as es soltero/a; el 23,6% tiene pareja sin vínculo legal; el 18.9% es conviviente, pero sin unión legal; el 11% es conviviente civil y el 2.4% está casado/a. Del total, el 95% no tiene hijos/as y el 5% sí.
La mayoría, el 65%, vive con su pareja y/o familiares, por lo que contarían con redes de apoyo cercanas. En efecto, el 32,9% vive con su pareja y el 32,1% con familiares. Estos últimos se dividen en un 15,6% que comparte alojamiento “con familiares que vivían previamente en Chile”; el 9,4%, “con familiares que llegaron después que yo a Chile” y el 7,1% “con familiares que llegaron conmigo a vivir a Chile”. En tanto, 18,1% vive solo; el 13,4% con compañeros/as de estudio o trabajo; el 13,2% con conocidos/as y el 3,1% con “otros/as”.
Del total, cerca de un 12,8% declara vivir tanto con familiares, como con pareja, amigos y/o conocidos. Por eso, y por otras razones que requieren de una investigación más específica, el 30,7% vive en un inmueble donde habitan familias distintas a la propia y el 69,3% no
Posición socioeconómica, educacional, laboral y propiedad
En relación al nivel de estudios, el 46.4% tiene enseñanza superior completa; el 21,3% superior incompleta; el 17,3%, media completa; el 13,4%, post grado; el 0.8%, básica incompleta; y el 0.8%, media incompleta.
El 37,8% se ubica en una posición socioeconómica “media-baja”, seguida por la “media” (36.2%); la “baja” (13,4%), la “media-alta”(11,8%) y la “alta” (0.8%).
El 38.6% gana mensualmente entre $200.001 y 450.000; el 15,7% entre $450.001 y $800.000; el 9,9 % entre 800.001 y $1.500.000; el 4.7% entre 1.500.001 y 2.500.000; el 2,7% entre 2.500.001 y 5.000.000; el 12,7% no tiene ingresos mensuales, solo esporádicos; el 9,4% carece de ingresos y el 6.3% percibe menos de $200.000
El 33,1% se demoró menos de un mes en encontrar su primer trabajo en Chile; el 26,8% entre dos y seis meses; el 23,6% entre uno y dos meses; el 5,5% entre más de seis meses y un año; el 4,7% más de un año; el 2,4% aún no encuentra su primer trabajo y lleva más de un año en Chile y el 3,9% no ha buscado trabajo aún.
En la actualidad , el 68,5% solo trabaja; el 9,4%, estudia y trabaja; el 7,1% solo estudia y el 15% no está estudiando, ni trabajando.
Del total de quienes trabajan, el 72,6% tiene contrato formal; el 15,9% no tiene contrato y el 11,5% está montando su propio emprendimiento de manera independiente.
Con los ingresos que percibe en Chile, el 63% contribuye al financiamiento de aquellos familiares que viven en su país de origen, el 24,4% lo haría si pudiera y el 12,6% no lo hace.
El 80,3% vive en un lugar que es arrendado, el 11% es allegado; el 7.9% es dueño/a del inmueble y el 0.8% habita en una casa de acogida.
En relación a los servicios o productos con que cuentan los/as encuestados/s, ya sean propios o arrendados, se encuentran teléfono móvil o celular (92,9%), acceso a internet (82,2%), Netflix o Amazon (81,1%), casa o departamento (62,2%), notebook o computador (59,8%), televisión pagada o por cable (49,6%), pieza (27,6%), autómovil o moto (21,3%) y ninguno (0,8%)
Además, el 81,1% tiene cuenta rut o vista, seguido por cuenta corriente (33,1%); de crédito con grandes tiendas (32%), tarjeta de crédito o bancaria (31,5%); seguro de salud (31,5%); crédito de consumo (14,2%); deuda con familiares o amigos (13,4%); crédito automotriz (7,9%); crédito hipotecario (3,1%); deudas con empresas o lugar de trabajo (3,1%); deudas con prestamistas (0,8%) y ninguno (6,3%).
Situación migratoria y familia
El 45,7% de los/as migrantes LGBTIq+ lleva viviendo en Chile entre 2 y 4 años; el 26,8%, más de 5 años; el 23,6% entre 1 y 2 años; el 3,1% más de seis meses y menos de un año y el 0,8%, menos de 6 meses.
El 33,9% tiene visa de permanencia definitiva; el 23,5% está en trámite de su visa de permanencia definitiva; el 19,3% tiene visa temporaria; el 8,7%, visa de trabajo; el 6.3% está en trámite de visa temporal; el 1,2% está nacionalizado; el 3,9% se encuentra en situación irregular; el 1,6% tiene visa de responsabilidad democrática, el 0,8% es refugiado y el 0,8% tiene visa de estudiante.
El 94.5% ingresó a Chile por un paso habilitado y el 5,5% por uno no habilitado.
Las personas viajaron o ingresaron a Chile usando uno o más medios de transporte como avión (66,1%), seguido por bus (35,4%), a pie (4.7%), automóvil (3,1%), barco, lancha u otro medio acuático (0,8%) y otros (2,4%).
El 55,1% ingresó a Chile solo/a; el 18,1% con su pareja; el 17,3% con familiares, el 5,5% con amigos/as, el 5,5% con personas que fue conociendo durante el viaje y el 1,6% con conocidos/as.
El 5,5% señala que debió pagarle a alguien para ingresar a Chile versus el 94,5% que no lo hizo.
El 41,7% tiene planeado o en mente que más parientes suyos vengan a vivir a Chile y el 58.3% no.
Razones para migrar y evaluación de Chile
El 48.8% el primer país que tuvo en mente para migrar fue Chile; seguido por Argentina (15%), algún país europeo (11,8%), Estados Unidos (9,4%), Canadá (4,7%), Colombia (3,9%), Brasil (2.4%), Perú, 1,6%, México (1.6%) y Puerto Rico (0.8%).
Las principales razones para llegar a Chile fueron la estabilidad económica (66,9%), seguida por “supuestas mejores posiblidades para encontrar trabajo” (48%), “porque tenía amigos/as o parientes que ya vivían en Chile” (44,9%), “para vivir de manera libre mi orientación sexual o identidad de género” (30,7%), por estabilidad política (26%), “porque era más fácil ingresar en comparación con otros países” (21,3%), “porque siempre me gustó Chile” (16,5%), “porque era la única posibilidad que en ese momento tenía” (13,4%), “porque estimé que era más fácil permanecer en Chile” (12.6%), por “supuestas mejores posibilidades para acceder a salud” (11,8%) y por “supuestas mejores posibilidades para acceder a educación” (10,2%).
En tanto, las principales razones para salir del país de origen fueron “la inestabilidad económica de mi país” (65.4%), “para buscar mejores condiciones laborales” (61.4%), “por la inestabilidad política de mi país (59,8%), “por la represión a las libertades individuales en mi país” (48.8%), “porque mi en país se reprime o no se reconoce derechos a las personas LGBTI” (39.4%), “para encontrar mejores condiciones de salud (35,4%), “simplemente quería salir de mi país” (24,4%), “para encontrar mejores condiciones en educación (21.3%), “porque ya tenía familiares en Chile y quería estar junto a ellos” (11,8%), “porque mi pareja ya vivía en Chile y quería estar junto a el/ella” (9.4%), “simplemente porque quería vivir en Chile” (6,3%) y “otros” (0,2%).
El 83,5% tiene interés de vivir de manera permanente en Chile y el 16,5% no. Esto se explica porque el 75,6% se siente “muy satisfecho” (17,3%) o “satisfecho” (58.3%) en Chile en relación con sus expectativas, mientras el 24,4% se declara insatisfecho. Más aún, en comparación con su país de origen el 83,5% de los/as encuestados/as estima que en Chile su calidad de vida es “mejor” , para el 13,4% es igual y para el 3,1%, peor.
A la par, el 34,6% considera que el acceso y la calidad la salud en Chile es regular; el 33,1%, buena; el 7,9%, muy buena; el 17,3%, mala; el 7,1%, muy mala. En relación al acceso y calidad de la educación para el 44.1% es regular; para el 24,4%, buena; para el 4.7% “muy buena”, para el 18,1%, mala y para el 8,7% muy mala. En torno al acceso al trabajo, para el 42,6% es regular; para el 28,3%, bueno; para el 5,5%, muy bueno; para el 18,1%, malo y para el 5,5%, muy malo.
Los resultados indicarían que aún cuando en aspectos claves, como la educación, salud y trabajo, los mayores porcentajes califican el acceso a estos derechos como regulares, la mayoría se siente aún así “satisfecho/a” en comparación con las condiciones de vida de su propio país.
Finalmente, el 61,4% conoce de organizaciones sociales o privadas que ayudan a migrantes en Chile, mientras que el 38,6%, no. En relación a los organismos estatales las cifras son de 74,8% versus 25,2%, en forma respectiva.
Pese al alto conocimiento, pocos han accedido a ayuda. El 78% dice que nunca la ha recibido; el 10,2% que la obtenido de organismos privados o de derechos humanos; el 7,9% de organismos estatales y el 3.9% de ambos sectores. Esto implica que los organismos privados serían más cercanos que los estatales para los migrantes que buscan o requieren algún tipo de ayuda.
Discriminación por orientación sexual, identidad de género y nacionalidad
El 80,3% dice que fue discriminado en su país de origen en razón de su orientación sexual o identidad de género y un 19,7% no tuvo problemas al respecto.
El 53,7% fue discriminado “algunas veces”, el 21.2% “casi siempre”; el 14.8% “casi nunca o solo una vez” y el 10,3% “siempre”.
Los principales responsables de la discriminación en el país de origen fueron desconocidos en espacios públicos (52%), seguidos por familiares (48.8%); compañeros de estudios, docentes o directivos (46,5%); religiosos o iglesias (44,1%); por conocidos o “amigos/as”, (36,2%); por compañeros/as de trabajo o empleadores (30,7%); por policías (28,9%); por las leyes o políticas públicas (26,8%), por miembros de las Fuerzas Armadas (13,4%); por funcionarios/as de la salud pública (12,6%); por funcionarios/as gubernamentales (11,8%); por personas que ofrecen productos o servicios en el ámbito privado (8,7%); por funcionarios/as empresariales (7,9%); por funcionarios/as que ofrecen productos o servicios en el ámbito público (7,1%) y por funcionarios/as de la salud privada (6,3%).
El 15.7% sufrió en su país de origen violencia física, el 89.8%, verbal; el 70.3% psicológica; y el 8.3%, sexual en razón de su orientación sexual o identidad de género
El 53,8% no se auto-infligió daño producto de la discriminación, el 22.2% lo pensó, pero no lo hizo, mientras que el 24% sí se auto-lesionó. De esto/as, el 45,8% se infligió cortes en zonas de su cuerpo; el 45.8% dejó de comer; el 90% se aisló momentáneamente del resto de las personas; el 16,2% recurrió a formas inseguras para expresar su género, el 52,5% abusó del consumo de drogas y el 40% intentó suicidarse.
En Chile, en tanto, el 48.8% ha sido discriminado en razón de su orientación sexual o identidad de género y el 51,2% no.
De quienes han sido discriminados, el 11,2% sufrió violencia física, el 50%, verbal; el 40,3% abuso psicológico y el 3,2%, sexual.
Los principales responsables de la discriminación en Chile fueron desconocidos (55,1%) seguidos por compañeros de trabajo o empleadores (22%); por religiosos o iglesias (18,1%); por conocidos o “amigos” (10,6%); por leyes o políticas públicas (15%); por policías (10,2%); por familiares (6,3%); por funcionarios de la salud pública (6,3%); por compañeros/as de estudios, docentes o directivos (5,5%); por personas que ofrecen servicios o productos privados (4.7%); por funcionarios de la salud privada (3,1%); por funcionarios gubernamentales (3.1%); por funcionarios empresariales (3,1%); por miembros de las Fuerzas Armadas (3,1%) y por personas que ofrecen servicios o productos públicos (2.4%).
De quienes han sido discriminados en Chile en razón de su orientación sexual o identidad de género, el 50% ha vivido eso ”casi nunca o solo una vez”, el 43,4% “algunas veces”, el 4% “siempre” y el 2.6%, “casi siempre”.
El 73,8% reporta además que ha sido discriminado en Chile en razón de su nacionalidad y el 26,2% no. El 5,2% de quienes han vivido xenofobia recibieron violencia física; el 96% verbal; el 43,7%, psicológica y el 1% sexual. Por esta razón, el 44,1% fue discriminado/a “algunas veces”, el 21,3% “casi nunca o solo una vez”; el 24,4% “nunca”; el 9,4% “casi siempre” y el 0,8%, “siempre”.
Los principales responsables de la discriminación por nacionalidad fueron desconocidos (69,9%); seguidos por compañeros de trabajo o empleadores (30,7%); por leyes o políticas públicas (18,9%); por conocidos/as o “amigos/as” (13,4%); por religiosos o iglesias (11,8%); por funcionarios empresariales (11%); por funcionarios de la salud pública (11%); por personas que ofrecen productos o servicios en el ámbito privado (11%); por compañeros/as de estudios, docentes o directivos (10,2%); por funcionarios/as gubernamentales (8,7%); por personas que ofrecen servicios o productos públicos (7,1%); por las policías (6,2%); por funcionarios/as de la salud privada (4,7%); por las Fuerzas Armadas (2,4%) y por familiares (1,6%).
Finalmente, los/as encuestados/as estiman que el principal problema que afecta a los migrantes en Chile es el acceso o permanencia en el trabajo (86.6%), el acceso a la vivienda (54,3%), la dicsriminación (52%), el acceso a la salud (49,6%) y el acceso a la educación (40,9%).
Salud sexual, VIH y consumo de drogas
El 22,1% nunca se ha hecho el examen de VIH; el 17.3% se lo hizo hace más de un año; el 14,2% entre siete meses y un año; el 14,2% hace tres meses o menos; el 11,8% entre 4 y 6 meses atrás; el 6.3% hace más de dos años; el 4.7% hace más de tres años, el 4,7% hace más de 4 años y el 4.7% hace más de cinco años.
Del total de personas encuestadas, el 64.6% declara que es VIH negativo; el 11,1% es VIH positivo; el 0,8% prefiere no decirlo; el 1,4% nunca retiró los resultados y el 22,1% jamás se ha practicado el test.
El 70,1% señala que nunca ha tenido ITS, mientras el 29.9% sí. De estos, el 13,4% ha tenido candidiasis; el 13,4%, sífilis; el 11%, condiloma; el 7.9%, gonorrea y el 3,1%, cladimia.
En tanto, en el último año el 13.4% ha tenido alguna ITS. De estos, el 7,1% sífilis; el 5,5%, condiloma; el 3.9%, candidiasis; el 3,1%, gonorrea y el 0.8%, cladimia.
Finalmente, el 60,6% dice que nunca se ha hecho el examen del Covid-19; el 32,3% sí y resultó negativo, el 5.5 % fue positivo y ya se mejoró y el 1,6% nunca se lo ha practicado, pero cree que es positivo.
El 48,8% jamás ha consumido drogas, mientras que el 51,2% sí lo ha hecho al menos una vez en su vida. De éstos, el 49.6% ha consumido marihuana, seguido por la cocaína (13,4%), el éxtasis (12,6%), tranquilizantes o somníferos sin recetas (8,7%), LSD (7.9%), hongos (5,5%), pasta base (1.6%) y “otras” (8,7%).
En tanto, en los últimos 12 meses el 41.7% ha consumido drogas, versus el 58,3% que no lo ha hecho. El 37% consumió marihuana; el 8.7% cocaína; el 7.9% tranquilizantes o somníferos sin receta; el 5.5%, éxtasis; seguido por hongos (3,1%), LSD (2,4%), pasta base (0.8%) y otras (6,3%),
Características de la muestra
La encuesta fue aplicada de manera digital y presencial entre el 11 de noviembre y el 7 de diciembre a 221 migrantes LGBTI. Su margen de error es de 4% y su nivel de confianza del 95%.
El 45,4% de las personas encuestas pertenece al sexo femenino; el 51,4% al masculino y el 3,2% es no binario.
En cuanto a la orientación sexual el 44,9% se declara gay; el 36%, lesbiana; el 13%, bisexual; el 3,1%, pansexual y el 3% hetero y trans. En cuanto a la identidad de género el 97% es cisgénero y el 3% trans
El 40,9% tiene entre 30 y 39 años, seguidos por los rangos de 25 a 29 años (29,9%); de 20 a 24 años (11,8%); de 40 a 49 años (7,9%); de 15 a 19 años (7,1%) y 50 a 59 años (2,4%).
La nacionalidad del 70,9% de los/as encuestados/as es venezolana; seguida por la colombiana (11%), la peruana (4,7%), la argentina (2,4%), la haitiana (2,4%), la ecuatoriana (2%), la mexicana (1,8%), la brasileña (1%), la boliviana (1%), la española (1%) y otras (1,8%).
El 76,4% vive en la Región Metropolitana; el 5,5%, en Valparaíso; el 3,9% en Aysén; el 3,7% en el Maule; el 2,4% en O´Higgins; el 1,6% en Los Lagos; el 1,3% en Magallanes; el 1% en Tarapacá; el 0,8% en La Araucanía; el 0.8% en Antofagasta; el 0,8% en Atacama; 0,8% en Biobío, el 0,8% en Los Ríos, el 0,5% en Arica y Parinacota y el 0,5% en Ñuble.
Este fin de semana se abrieron las puertas del Centro de Salud Familiar Quillahue en…
En este mes de concienciación, especialistas advierten que un diagnóstico a tiempo puede hacer la…
Reclamos por calidad de perfumes hasta eventuales perfumes imitaciones● SERNAC oficiará a 9 tiendas, marketplaces…
Esta semana se analizarán los desafíos de la pesca artesanal a través de una iniciativa…
El Servicio de Salud Chiloé firmó el anexo de convenio con la Armada de Chile…
Más de 40 emprendedores de la región de Los Lagos se capacitarán en prácticas regenerativas,…
This website uses cookies.